¿En qué consiste la socialización?
La socialización es el proceso de educación mediante el cual el perro (cachorro o adulto) aprende a relacionarse positivamente con sus congéneres y con otros animales, con las personas (adultos y niños), a familiarizarse e ignorar estímulos tales como el ruido del tráfico y el bullicio de la calle si vive en la ciudad, y que para él no representen ningún motivo de tensión o alarma.
Este proceso es paulatino y muy diverso según el modo de vida de cada perro, ya que el aprendizaje de relación con personas, perros y el mundo que les rodea se debe hacer poco a poco, cotidianamente. Exponer al perro a todos los estímulos de golpe, «por inundación», no solo resulta ineficaz, sino que le puede causar estrés y confusión, máxime en un perro adulto que no ha gozado de este proceso desde pequeño.
¿Qué inquieta a nuestro perro? Observa su lenguaje corporal
El primer paso es observar qué estímulos o situaciones desencadenan una reacción problemática en nuestro perro. Si se trata de la presencia de otros perros o personas, puedes pedir a algún amigo cuyo perro sea amistoso y tranquilo que te acompañe parte del paseo diario o «se encuentre» con vosotros en el parque, permítele que se huelan y actúa de una manera calmada y natural, si tu perro tiene reacciones positivas, aunque sean muy tenues, prémiale. Si la situación se pone tensa, aléjate con calma. No le grites ni le des tirones bruscos de la correa, ya que lo asociará a una experiencia negativa, y buscamos todo lo contrario. Hasta que no estés totalmente seguro del comportamiento de tu perro, llévale siempre con su correa y no le dejes suelto.
Los perros exteriorizan sus «estados de ánimo» mediante gestos faciales y corporales, sonidos y movimientos que, en ocasiones, no acabamos de comprender o mal interpretamos, y esto puede provocar dificultad para hacernos entender.