Los nutrientes antioxidantes aportados en el pienso son de un enorme interés dada su reconocida acción beneficiosa en la salud del perro y del gato. La función esencial de estos nutrientes es combatir el envejecimiento celular del organismo, causado por la oxidación que provoca la acción de los radicales libres, así como ayudar a prevenir o ralentizar el curso de algunas patologías degenerativas, generalmente asociadas al envejecimiento. Gracias a los avances científicos en nutrición canina y felina se sabe que el aporte de estos nutrientes a través de la alimentación desde una edad temprana es altamente positivo para la salud y el bienestar de las mascotas.
¿Qué son los radicales libres y el estrés oxidativo?
Los radicales libres son átomos o grupos de átomos producidos por el organismo, que poseen al menos un electrón que no se está «apareado». Dada su naturaleza reactiva, este átomo busca asociarse o «capturar» un electrón libre de otro átomo, de forma que el átomo que lo pierde se convierte en otro radical libre. El resultado es una constante reacción en cadena que ataca a los componentes celulares del organismo, favorece la aparición de algunas enfermedades y causa envejecimiento. Se puede expresar, de forma sencilla, que son moléculas químicas muy reactivas, que introducen oxígeno en las células, produciendo su oxidación: el conocido «estrés oxidativo».
Dado que el oxígeno es esencial para la vida, es imposible evitar la formación de estos radicales libres. Afortunadamente es posible combatir sus efectos gracias a una alimentación que contenga antioxidantes, que reducirán el daño celular y favorecerán la capacidad de reparación del ADN.
Principales nutrientes antioxidantes
Los antioxidantes ejercen una protección sobre las membranas y el núcleo de las células contra los radicales libres.
La vitamina E actúa como un poderoso antioxidante: evita la oxidación de las grasas, una función importante para preservar la integridad de las membranas celulares; refuerza el sistema inmune y ayuda a minimizar el desgaste que el estrés diario provoca sobre el organismo del perro. Es importante para prevenir problemas relacionados con la edad, enfermedades cardiovasculares, cataratas y enfermedades neurológicas.
Interacciona además con el selenio en su papel de protección de la membrana celular, la presencia de vitamina E minimiza la cantidad de selenio necesaria para esta acción y, a su vez, el selenio también produce un «ahorro». de vitamina E al organismo, reduciendo sus necesidades.
La vitamina C (ácido ascórbico): esencial para la síntesis de colágeno –el principal componente del tejido óseo–, del tejido conectivo y de la dentina. Los perros y los gatos son capaces de sintetizarla de manera endógena en cantidades suficientes, pero es importante incluir la vitamina C en la alimentación si el hígado del animal ya no produce suficiente. Ayuda a prevenir y manejar las enfermedades relacionadas con el envejecimiento, el estrés celular provocado por el esfuerzo físico, contribuye a reducir el riesgo de progresión de patologías articulares como la artrosis y favorece la neutralización de los radicales libres (efecto anti estrés oxidativo). La vitamina C también ayuda a regenerar la vitamina E. Pero cuidado con administrar vitamina C en exceso, ya que es precursora de los oxalatos y su sobredosificación puede provocar urolitiasis.
La astaxantina es uno de los nutrientes antioxidantes más potentes. Se trata de un carotenoide, un pigmento natural de color rojo presente en muchos animales marinos que es, por ejemplo, el responsable del color rojo de numerosos mariscos. El krill del Antártico es una de las mejores fuentes naturales de astaxantina. Las propiedades naturales de este antioxidante son múltiples: mejora la función inmunológica, la integridad de la retina, la salud cardiovascular; posee también un notable poder antiinflamatorio natural de gran importancia para las articulaciones y los problemas de piel y pelo, y mejora además, la resistencia del perro en la actividad física.
El zinc es un mineral que forma parte de muchas enzimas (proteínas que catalizan reacciones químicas). Es fundamental para la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos (ADN y ARN) y juega un papel clave en la reproducción y el correcto funcionamiento del sistema inmunitario. El papel antioxidante del zinc se debe a que potencia la actividad reductora de radicales libres de las vitaminas.
Los ácidos grasos omega3 tienen un cierto efecto antioxidante, ya que ayudan a reducir los radicales libres, también ralentizan el envejecimiento y ayudan a prevenir enfermedades neurodegenerativas. Ejercen una función antiinflamatoria natural, estimulan del sistema nervioso y de la función cognitiva. Es fundamental incorporar estos omega3 de fuentes naturales de excelente calidad, como el aceite de salmón (triglicéridos) y el krill del Antártico (fosfolípidos). Los fosfolípidos del krill son moléculas más pequeñas y mucho más eficaces debido a su alta biodisponibilidad, dado que atraviesan las membranas biológicas más fácilmente que los triglicéridos, que provienen del aceite de salmón.
Otro de los efectos beneficiosos de los ácidos grasos omega3 es el efecto trófico sobre todos los epitelios, y en especial la piel, por eso en el caso de dermatitis o descamaciones, la piel se regenera más rápido y mejora su tono y elasticidad. Por otra parte, los efectos sobre el pelaje son espectaculares, consiguiendo más brillo y mejor calidad de pelo.
La taurina es un aminoácido derivado de la cisteína con un fuerte poder antioxidante, ya que inhibe la oxidación de los lípidos. Esto es especialmente importante en el caso de la visión, ya que así protege a la retina del daño oxidativo. Otra faceta importante, entre las múltiples funciones de la taurina, es fortalecer el músculo cardíaco.